A pesar de llevar muchos años dentro de la industria de la música, la cantante estadounidense Solange Knowles no ha sido para muchos más que la sombra de su hermana Beyoncé, y esto es debido a que después de no haber tenido mucho éxito con su primer álbum Solo Star, el que vendió tan solo USD$120.000, tuvo una retirada de la industria de la música entre 2004 y 2008, momento en el que parecía que no volvería a pisar los escenarios. Aunque probablemente, esta decisión también la tomó porque durante esa época quedó esperando a su primer y único hijo Daniel Julez Smith, y seguramente decidió dedicarse a ser madre, pero al mismo tiempo, Solange preparaba su regreso, el que fue realmente mejor de lo que cualquiera esperaría.
Si hablamos talento, no podemos dejar de contemplar que Solange tuvo el mejor entrenamiento que una artista podría tener, pues siendo hermana de una de las artistas femeninas más exitosas de la historia, sería difícil no haber aprendido el cómo plantarse frente al escenario y cantar y bailar como las hermanas Knowles lo hacen. Ambas fueron entrenadas desde temprana edad por su padre Mathew Knowles, y ella creció observando cómo él construía al grupo femenino más exitoso de la historia, Destiny’s Child, integrado por su hermana y su prima Kelly Rowland, mientras perseguían su sueño de ser reconocidas cantantes a nivel mundial. Es por eso que podríamos decir que la oriunda de Houston, no es una cantante cualquiera y tuvo mucha preparación para ser la gran artista que hoy en día es.
En su regreso en 2008, con un trabajo completamente distinto a Solo Star, que era un disco netamente Pop, su segundo CD Sol–Angel and the Hadley St. Dreamsaunque, el que vendió USD$250.000, cambió completamente su valoración, dejando de ser la sombra de su hermana, y pasando a ser una artista única e irrepetible. Con un look setentero y cantando sobre melodías de R&B y Soul puro, Solange ha conquistado al público underground y ciertamente debería tener algo más de notoriedad de la que tiene hoy en día, aunque podríamos decir que eso es una de la razones que la excluyen de ser una artista más del montón.
Primavera Fauna
Acompañada de sus músicos y dos bellas coristas, Solange apareció en el escenario mostrándose desde el inicio como una mujer sencilla, pero a la vez poseedora de un gran talento, pues es dueña de una armoniosa voz y durante todo su show demostró tener gran control de ella, incluso ejecutando a la perfección notas altísimas que impresionaron al público.
Al momento de salir al escenario, con un traje azul entero, que se ajustaba su contorneado cuerpo, la cantante de soul nunca dejó de ser cercana al público. Todos los que han tenido la oportunidad de ver en primera fila a algún artista, sueñan con al menos hacer contacto visual con él, y es lo que sentí más de una vez a lo largo de toda su presentación. ¿Me estará mirando?, fue lo que pensé cuando se puso frente a mí con una pierna sobre el parlante, y sin mayor problema, bajó hacia el público, me observó nuevamente, estiró su mano y le di la mía. En todo momento nunca dejó de cantar, pero tampoco soltó mi mano. En tan solo 40 segundos pude sentir la suavidad de su piel, e incluso su olor. Luego volvió al escenario y siguió cantando y bailando y un par de veces más me observó mientras yo le tomaba fotos.
Al momento de despedirse, Solange agradeció al público y se retiró. Me sentía completamente feliz de haber vivido esa experiencia, pues no todos los días se tiene la oportunidad de estar con un cantante famoso que te tome la mano y te mire mientras canta.
El público comenzó a retirarse, y yo también lo hice. Mientras caminaba mirando las fotos que le había tomado con mi celular, vi a alguien que corría en dirección opuesta, me di vuelta y vi que ella venía caminando por el costado del escenario. En ese momento ella estaba de frente a sus fans, pero conservando la distancia, y fui el primero en hablarle, y en inglés. You are very beatiful¡, fueron mis primeras palabras, seguido de un “thank you” por parte de ella. “Would you take picture with me?”, le dije con mucha seguridad, y ella contesto con un dulce “ofcourse”. Se acercó a mí, y entre mucho viento que corría, logré una foto con ella y se lo agradecí. Estiré mis brazos, ella estiró los suyos, y nos abrazamos mientras ella se reía. Al parecer, por la expresión de su cara, se sintió muy querida. Realmente espero que su visita a nuestro país haya sido grata, y no sería malo poder verla en vivo nuevamente sobre el escenario.
joseagustinj 