Archivo | septiembre, 2014

La nueva «Ley de Etiquetado de Alimentos» en Chile y su posible impacto en los diferentes sectores

3 Sep

LEY DE ETIQUETADO DE ALIMENTOS Y SU PUBLICIDAD EXCESO DE SODIO AZÚCAR CALORÍAS

Se estima que en junio próximo, entre un 60% y un 80% de los productos alimenticios envasados deberán llevar un adhesivo con las palabras “exceso de” y regirse según la nueva normativa de composición de los alimentos, por lo que diversas opiniones surgen con este tema, viéndose involucrados varios sectores, como lo son las empresas, los proveedores nacionales e internacionales, la publicidad y finalmente la ciudadanía, quienes tendrán que enfrentar este nuevo cambio sin precedentes.

Por José Agustín Jara R.

Desde que en 2012, en el gobierno de Sebastián Piñera, se llevó al Congreso la iniciativa de la nueva “Ley de Etiquetado de Alimentos y su Publicidad”, la que consistía en que estos debieran llevar el distintivo “exceso de”, haciendo alusión a la sal, grasas, sodio y azúcares, se generó una gran revolución en la industria, pues Chile se convertirá en uno de los países con mayor normativa sobre este tema en el mundo, alterando así la producción, importación, elaboración, envasado, almacenamiento, distribución y venta de los alimentos de consumo humano.

La ley 20.606 se aplicará sobre los alimentos envasados, cuyos “fabricantes, productores, distribuidores e importadores deberán informar en sus envases o etiquetas los ingredientes que contienen, incluyendo todos sus aditivos, expresados en orden decreciente de proporciones y su información nutricional”.

La iniciativa, que busca proteger la salud y nutrición de la población y garantizar el suministro de productos sanos e inocuos, también regulará la publicidad referente a los comestibles, impidiendo a las empresas generar cualquier tipo de contenido audiovisual que sirva para la captación de los clientes menores de 14 años.

Pero su derogación se encuentra pausada, debido a que para la existencia de esta se necesita de un nuevo Reglamento Sanitario de Alimentos, cuya aprobación se encuentra postergada y se dio un plazo de 60 días, desde el 19 de agosto, para consulta pública antes de llevarla a cabo.

LOS ALTOS ÍNDICES DE OBESIDAD

Algunos expertos creen que la promulgación de esta ley es oportuna, debido al alarmante sobrepeso que se ha presentado en los últimos años dentro de la sociedad chilena. Según datos del Ministerio de Salud de 2012, el 10,3% de los niños chilenos son obesos o tienen un peso mayor al correspondiente, pero aún más preocupante resulta la cifra entregada el año pasado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la que posicionó a Chile como el octavo país en el mundo con más exceso de peso en personas mayores de 20 años, alcanzando el 29% de la población.

July Hes, nutrióloga de las clínicas Bicentenario y Megasalud, cree que este fenómeno es multicasual, debido a que hay diversos aspectos que llevaron a convertir a Chile en un país con ciudadanos obesos. “Falta educación respecto a las comidas sanas, hay un considerable aumento de consumo de comida chatarra, poco fomento al deporte, mucho consumo de bebidas gaseosas azucaradas y sobre todo, falta de información del contenido de los alimentos”.

Si esto no es regulado en una fecha próxima, la profesional considera que las próximas generaciones no solo tendrán diversas enfermedades, sino que también, una pésima calidad de vida. “Aumentarán las enfermedades crónicas no transmisibles, como diabetes mellitus tipo 2, dislipidemia (alteración del metabolismo), hipertensión, hígado graso; lo que claramente puede terminar en enfermedades coronarias con consecuencias fatales (infartos) o con otras secuelas importantes y estas personas siendo una gran carga para el país”.

Es por eso que como experta en alimentación, argumenta que esta ley es necesaria, pero también que debe incorporar otro tipo de información adicional. “Si se educa al respecto de cómo leer estas etiquetas y qué significan, puede ser realmente muy útil. Es una manera fácil e interactiva de educar. Me parece una muy buena iniciativa. Con estos altos índices de obesidad, cualquier medida es buena. Hay muy poca información en cuanto a los alimentos bajos en calorías, la gente no sabe qué comprar y creen que porque son light, pueden comerse el paquete entero. Además no confían en el etiquetado nutricional y tampoco saben leerlo”.

Sin duda alguna, cualquier iniciativa podrá ser útil para enfrentar el asunto del sobrepeso, aunque por otra parte, existen diversos temas relacionados al comercio, quienes serán los más afectados con esta nueva política de alimentos y la ley se convierte prácticamente un arma de doble filo, debido a que podría solucionar un problema y a la vez generar otro.

IMPACTO EN LAS EMPRESAS

Durante décadas, debido a nuestro sistema económico de libre comercio, diversas marcas y productos han ingresado y salido del país, generando millones en el PIB nacional, es por esto que la mayor interrogante sobre esta nueva ley es sin duda la forma en cómo las grandes empresas enfrentarán este cambio.

Una de las tantas compañías relacionadas al mundo alimenticio, la importadora Velarde Hermanos, se encuentra preparando una restructuración en las políticas que impliquen cumplir con esta nueva normativa. “Cumpliremos con la ley y esperamos que estos 60 días de consulta nos permitan hacer algunas modificaciones. El 80% de nuestros productos cae bajo la normativa y debe ser rotulada con el distintivo“, comenta la tecnóloga en alimentos Lilian Vera, jefa de control de calidad de la empresa, quien cree que esta nueva regulación tendrá un impacto negativo en las ventas, indicando que las corporaciones industriales internacionales, al producir en serie, no harán excepción con Chile, por lo tanto, los productos no podrán ser vendidos. “Si el proveedor no tiene un empaque alternativo, no será aceptado por la autoridad sanitaria”.

La compañía, que importa a Chile marcas como chocolates Hershey’s, gomitas Trolli y mentas Ice Breakers, muestra algo de preocupación, debido a que consideran que este cambio es de grandes proporciones. “Se nos está exigiendo demasiado. La idea es aplicar tecnología e invertir para que aquellos productos que no cumplan con la norma sean saludables, esto implica el uso de endulzantes y la reducción de sodio y creemos que es casi imposible bajar estos niveles para hacerlos más saludables en relación a la gran cantidad de alimentos que se consumen”.

Esta normativa fue adaptada de la “Ley de etiquetado de alimentos” de Inglaterra y varios productos quedaron con prohibición de venta, sin embargo, las personas continúan consumiéndolos y aunque la obesidad se redujo, esto fue un cambio paulatino que duró varios años.

En cuanto a cumplir el objetivo de reducir el sobrepeso, la experta cree que es bastante difícil, debido a que considera que las personas seguirán consumiéndolos. “Se logrará que la sociedad esté más informada, pero es un objetivo muy difícil de conseguir, además los productos diet son más caros y como serán pocos los que logren estar dentro de la categoría “saludable”, podría encarecerlos aún más”. Esto es sin duda un importante elemento, puesto que un producto de bajas calorías cuesta entre un 10% y un 30% más caro, es por esto que en plan, las bebidas azucaradas deberán costar más que las zero o las light.

Pero sin duda el proyecto tiene bastantes puntos que deben ser analizados, puesto que se podrían generar nuevas problemáticas. “Lo más complicado es que las porciones de los alimentos nos juegan en contra. Ahora los limites están por 100 gramos y el consumo de nuestros productos es inferior a esto, por lo tanto los limites nos perjudican”, argumenta Lilian Vera.

En relación a este tema, según un informe realizado por la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa), el reglamento, tal como está, impactaría de forma negativa al mercado, debido a que la entidad cree que este se enfoca en castigar y no en promover el desarrollo e innovación de las comidas saludables, aunque el principal punto que critica es que toda esta nueva reglamentación llevaría a la confusión de las personas, debido a que los límites nutricionales están basados en 100 gramos de producto: 275 kilocalorías de energía; 400 milígramos de sodio; 10 gramos de azúcar; y 4 gramos de grasas saturadas en alimentos sólidos.

Sobre esta medición, un alimento procesado contiene en promedio 20% de agua y el 80% restante son componentes que aportan calorías, dando como resultado mínimo 320 calorías, las que impiden cumplir con las 275 kilocalorías establecidos en reglamento, eliminando además avisos relevantes para la salud de la ciudadanía, como por ejemplo, el distintivo “sin lactosa”, debido a que con el límite aplicado de 100 gramos, todos los comestibles pasarían a tener “exceso de” algún nutriente crítico.

Es por esto que la Sofofa sugiere incluir límites diferentes para cada producto, lo que permitiría discriminar entre las categorías y sus realidades tecnológicas, distinguiendo así aquellos alimentos que contienen los nutrientes críticos en el nivel superior y no contradecir la legislación chilena vigente. Por ende, estos íconos deberían estar separados de los descriptores y de los “mensajes saludables”.

Cabe mencionar que hay algunas empresas que ya han comenzado con esta transformación, la que implica vender comestibles más saludables, como es el caso de la marca Be Cookies, cuyo director general, Juan Jadue, ya entrega al mercado una línea sin azúcar “Vamos a rotular según la ley los productos que correspondan, por otro lado, ya tenemos algunos que no requieren rotulación», es por esto que considera que las ventas no serán inferiores, puesto que de alguna forma, la empresa ya estaba al tanto de la inminente nueva normativa.

PROHIBICIÓN DE PUBLICIDAD A MENORES

Otro de los impactos que tendrá esta nueva regulación, será en la publicidad, la que juega un papel fundamental en la venta y consumo de productos, y los niños, quienes son los más afectados por el sobrepeso, no quedan fuera de ella.

Según la ley, “no podrán publicitarse en medios de comunicación o canales de expresión dirigidos a menores de 14 años, tales como, afiches, materiales impresos, puntos de venta o textos escolares, como tampoco en programas de televisión, radio, internet, revistas, ni en las tandas o espacios publicitarios durante, entre o adyacentes a estos últimos, cuando capten una audiencia igual o mayor a un 20% de personas menores de 14 años”.

Es por esto que el mundo publicitario también prepara sus estrategias para lograr llegar a este público objetivo, sin realizarlo de forma explícita y aunque no todo está claro, las empresas de la industria confían en que se hagan modificaciones para que no sea tan rigurosa. “Confiamos en que la ley no sea tan estricta. Es imposible que a un niño pequeño no se le compren dulces. Hay que apuntar a una publicidad agresiva, en donde la calidad supere al envoltorio y los niños prefieran el producto por rico y no porque tiene un dibujo animado en el papel que lo cubre”, comenta Lilian Vera.

Según la publicista Josefina Abud, todo el plan se basará en la publicidad subliminal, siendo los padres a quienes esta apunte. “Los niños de hasta 14 años no tienen poder adquisitivo y sus padres no solo les entregan dinero para que consuman, sino que también son quienes les compran los alimentos”, por lo tanto, a su consideración, las ventas de estas marcas no debieran disminuir si se logra llegar a ellos.

Aunque sí considera que habrá un cambio en este sector, debido a que ahora las empresas del rubro deberán defender sus elaboraciones frente a este llamativo distintivo “con exceso de”. “Cada marca debe hacer una campaña que especifique los contenidos de su producto, dejando en claro que no es tan dañino como su empaque lo dice”.

Referente a las fechas específicas de alta venta de golosinas, como son el día del niño, Halloween, la pascua de resurrección y navidad, Josefina cree que no debiera existir una baja en las ventas. ”Con una buena estrategia de marketing, las ventas no deberían ser inferiores en comparación con años anteriores. Solo habrá que tener la inteligencia de comunicar de manera correcta los productos, transformar la tanda publicitaria en un segmento informativo, el que incluya por ejemplo las dosis a entregar a los niños. De esta forma se educa al cliente y se hace publicidad. Con esto las empresas cumplirán con un rol social, pero esto tampoco asegura que el sobrepeso disminuya”.

Si llevamos esto a otro ejemplo, cuando en 2006 la ley 20.105, que modificó la publicidad relacionada al tabaco, todas las esperanzas estaban puestas en disminuir su consumo, sin embargo, esto no se consiguió, pues según el último informe de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Chile se encuentra en el primer lugar de prevalencia de consumo de cigarro en la población adulta y joven, equivalente a un 41% de consumo nacional dentro de este rango etario, por lo que es un buen ejemplo que los distintivos sobre productos dañinos no necesariamente cumplen con su objetivo.

La nutrióloga July Hes, por su parte, cree que la oferta y publicidad de productos altos en azúcar existirá siempre y por lo tanto es necesario que se regule. ”Si los alimentos altos en azúcar vienen con un juguete dentro de la caja, descuentos o promociones, van a ser consumidos con mayor incentivo, por lo que restringir su difusión es una buena medida”.

Para algo tan complejo, como es una nueva reglamentación sobre el etiquetado de algo tan importante como son los alimentos que se consumen en una sociedad, se requiere de un minucioso análisis previo, debido a que intentando cumplir el objetivo de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, queda tremendamente expuesta a cometer errores, que pueden ser de importante consideración, como lo es el perjudicar el comercio y a las empresas de la industria en las que esta ley recaerá. Este tajante cambio también requiere de un plan informativo de gobierno que lo acompañe, porque sin duda, existen elementos confusos que podrían alarmar injustificadamente a los consumidores. Por otra parte, es una buena oportunidad para que la publicidad se integre a la iniciativa y no solo se preocupe de vender sus productos, sino que también aporte con información necesaria para que se logre cumplir con el fin deseado y enseñar así a las nuevas generaciones a preocuparse por lo que consumen.